jueves, 29 de septiembre de 2011

UN CUERPO EXTRAÑO.





Inventamos la soledad.




Nadie sabe de nadie.

Malditas vidas encarceladas

en una retama de cristales opacos.

Los ojos entornados de irrealidad.

Rodeando los labios

siluetas de humo.

En el interior

afiladas espinas contra el paladar.

Qué incómodos los sentidos

magullados

heridos

con odio refulgente

tanta gente hacinada.

Despojados de la vida

volvemos a decirnos

lo inclemente de la nada

y las mentiras

que ha desnudado el tiempo.

Inventamos la soledad.

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